A lo largo de mi vida y mi carrera, he tenido la oportunidad de aprender y nutrirme profundamente de la ideas de muchas mujeres, mismas que le han otorgado un poder inexplicable a mis propias ideas, y quienes han potencializado y cambiado mi forma de entender y ver el mundo. Vida Social, es una exhibición colectiva, basada en el pensamiento de la feminista, activista y antropóloga afro-dominicana, Ochy Curiel. Particularmente, está basada en una conferencia otorgada en el marco de la presentación de su libro Descolonización y Despatriarcalización de y desde los feminismos de Abya Yala, (Ochy Curiel, María Galindo, ACSUR- Las Segovias, 2015), durante la feria del Libro Index de la cuidad de Mexico en el 2021.

En ésta, Curiel abordó la manera en la que la sociología contemporánea latinoamericana ha tomado la teoría de ontologías relacionales y cosmo-praxis como punto de relación para que podamos entender de otra manera nuestra “vida social”, dejando a un lado el antropocentrismo y el reduccionismo cultural, para encontrar el "estando-vivo", una instancia caracterizada por las dinámicas relacionales que se producen entre sus integrantes (cosas, seres, entornos, ambientes). Metafóricamente, podemos hablar de "trenzados" de vida, constantes y abiertos, que abren nuestras existencias a una dialéctica compleja que está cambiando constantemente, en vez de reducirnos a categorías homogéneas para la absorción del capitalismo y el control derivado del consumo de nicho.

Me interesa explorar la idea de la cosmo-praxis y la sensibilidad relacional en un espacio de arte, como aquella que denota la dimensión social de la vida en constante movimiento entre casas, familias, vivos y muertos, paisajes, animales, sistemas, cerros, valles y cuerpos de agua.

La experiencia humana se mueve constantemente bajo sus propios impulsos, pero también es movida -y con-movida- por los contextos o entornos –con todo aquello que nos sucede e impacta, generando así continuas sincronizaciones entre todos estos movimientos (líneas, o rizomas) y nuestras pulsiones de vida y muerte. Este proceso entero se entrega, integra y hace evidente en la práctica artística, encerrando todas estas experiencias en la semiología de los materiales y medios, que permiten generar abstracciones que conectan y tejen todo esto en una totalidad, hecha por nosotros y para otros.

Un mundo en donde caben todos los mundos.

Mi interés curatorial en esta ocasión, se basa en traer a este espacio, una selección de artistas cuyas prácticas que han chocado con mi propio mundo, por alternas, disímiles o disidentes, y que en ese sentido son un mundo en sí mismo, abordado desde la inevitable imprimatura de los artistas incluidos, quienes habitamos estas geografías políticas que nos unen, a su vez, a otro submundo; el del trauma post colonial compartido, que ha desfigurado y reconfigurado nuestras identidades, pero desde donde resistimos para seguir diseñando, creando y abstrayendo nuestros mundos y posibles futuros.

Me complace mucho exhibir y gestionar un proyecto en Puerto Rico, lugar que interpela a varios de las artistas invitados. En lo personal, pienso que Puerto Rico es un lugar cuyo poder cultural ha impactado a Latinoamérica y el mundo, a través de expresiones como la música, por ejemplo, vehículo que ha servido para unificar e identificarnos como un todo frente algo que no es homogéneo, reforzando así la idea de la sensibilidad relacional y la cosmo-praxis de Curiel.

Ser artista, es a veces ser isla; conocer tus límites, saberte pequeña, crear tus propios procesos, sentir el aislamiento y re-significar los métodos de conexión con la interdependencia para así trascender.

Texto por Frieda Toranzo Taeger.